El verdadero éxito no se mide por alcanzar la meta
[ PalabrasVivas sobre Alimento para la Fe ]
El verdadero éxito no se mide por alcanzar tu meta. Más aún, el verdadero éxito se mide por lo que sucede después. Descubrí esto después de completar un viaje misionero «exitoso». En 2010 viaje a través del mundo hasta Nueva Zelandia, donde di tres retiros de fin de semana y dos seminarios parroquiales nocturnos.
Podrías decir que fui exitosa al lograr mi objetivo de difundir las Buenas Nuevas como oradora católica. Soy más conocida por ser la escritora de las Buenas Nuevas; fueron mis Reflexiones de las Buenas Nuevas las que llamaron la atención de los líderes del ministerio Hermandad Católica de la Paloma, que me llevó hasta Nueva Zelandia. ¡Objetivo alcanzado! Pero ¿qué tan exitosa fui?
Podrías medir mi éxito como oradora por los aplausos, abrazos y agradecimientos que recibí al final de mis presentaciones. ¡Objetivo alcanzado! Pero ¿qué tan exitosa fui?
Alcanzar nuestras metas es sólo el comienzo del éxito. El verdadero éxito no se mide por cuántas personas obtuvieron algo del mensaje que escucharon cuando yo abrí mi boca. Por el contrario, se mide por cuánto se difundieron esos mensajes, más allá de mis oyentes. Cuando fueron a casa, ¿sus familiares notaron un cambio? Cuando fueron a la iglesia, a sus empleos o trabajos voluntarios ¿sonreían con más frecuencia y más gozosamente, levantando el ánimo de los demás? ¿Algunas de las verdades que enseñé se convirtieron en palabras de sabiduría saliendo de sus bocas?
Por ejemplo:
Después de uno de los retiros de fin de semana, una señora me envió este mensaje vía Facebook: «Asistí sólo el sábado porque mi esposo tiene cáncer terminal. Tus charlas de ese día cambiaron mi actitud hacia el sufrimiento. Ahora estamos caminando este último viaje juntos.»
Unas pocas mujeres me contaron que ahora están más capacitadas para lidiar con alcohólicos y otras clases de adictos que tienen en sus vidas.
Algunos lograron esperanza, paciencia y comprensión para sus hijos mayores que se habían marchado de la Iglesia.
Algunos recibieron discernimiento y capacitación para involucrarse en el ministerio, para cambiar de un ministerio a otro o para ver su ministerio con una nueva luz.
Piensa en tus éxitos. ¿Cuán lejos han llegado? ¿Qué estás haciendo que podría ser más exitoso si pensaras más abiertamente?
© 2010 por Terry A. Modica
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