Viviendo como Extranjero en tu Tierra Natal
[ PalabrasVivas sobre Crecimiento Espiritual ]
Ser amigo del mundo pero también su enemigo, vivir en él sin sentir que perteneces a él, hacer negocios terrenales sin desobedecer los principios del Reino de Dios, aceptar sus códigos sin comprometer la Verdad, ESO es la vida de un verdadero cristiano. Pero ¡Oh! ¡Qué desafío! Es como vivir como extranjero en tu propia tierra.
Jesús dijo:
Ellos no son del mundo, como tampoco Yo lo soy. Santifícalos en la verdad; Tu palabra es la verdad. Como Tú me enviaste al mundo, Yo los envío al mundo. Por ellos me santifico, para que ellos también sean santificados. (Juan 17, 16-19)
«¿Piensas que es fácil tener amigos del mundo, vivir en él, tratar negocios del mundo, adaptarse a sus costumbres, y aún, dentro del corazón, ser un extranjero y un enemigo del mismo mundo, como un exiliado? … Salvo que estés prevenido — sabiendo de la necesidad de rechazar todas las cosas terrenales bajo tus pies, desprendido de todas las cosas transitorias y totalmente fiel a lo que es eterno — estarán atados a mostrar sus imperfecciones por mucho que traten de encubrirlas. Porque ¿acaso no están tratando con el mundo? No piensen que perdonará o dejará de observar sus defectos. Muchas cosas buenas serán pasadas por alto – o incluso serán consideradas malas – pero ninguna falla o imperfección escapará a la crítica.» (Sta. Teresa de Ávila)
Jesús dijo:
«Si pertenecieran al mundo, el mundo los amaría como propios. Pero tal como son las cosas, ustedes no pertenecen al mundo. Pero Yo los he elegido del mundo. Por eso es que el mundo los odia.» (Juan 15, 19)
Haber nacido de este mundo y renacer en el Reino de Dios,
significa que vivimos en nuestra tierra natal,
pero nos transformamos en extranjeros cuando pasamos por ella.
Significa que hablamos un nuevo idioma y el antiguo idioma se convierte en extraño.
Significa que ganamos una nueva comprensión,
y los antiguos conocimientos ya no tienen sentido.
Lo que alguna vez parecía bueno, ahora es visto como dañino.
Lo que alguna vez tuvo tanto valor, ahora se ve como despreciable.
Lo que alguna vez parecía tan cierto y verdadero, ahora es reconocido como una ilusión.
Significa que cada vez estamos más incómodos con el mundo a nuestro alrededor
y estamos ansiosos por dejarlo e irnos a casa donde todo es familiar.
Significa que mientras estemos aquí, desearemos hacer todo lo posible
para hacer que el mundo a nuestro alrededor se sienta más parecido a nuestro hogar.
ESA es la vida de un verdadero cristiano. Pero ¡Oh! ¡Qué desafío!
Para pertenecer al Reino de Dios en vez de a este mundo,
debemos rechazar todas las cosas que son del mundo,
desprendernos de todas las cosas transitorias,
y dedicarnos completamente a lo que es eterno.
Para pertenecer al Reino de Dios en vez de a este mundo,
debemos rechazar las mentiras, discusiones, venganzas, represalias,
y la idea de que el éxito yace en la riqueza y el poder.
Debemos rechazar el egoísmo, el prejuicio, la superioridad, la condenación,
y el deseo de controlar a los demás y tener todas las cosas según lo deseamos.
Debemos rechazar el gozo del sexo y la violencia en las películas y los libros,
y la creencia de que sufrir siempre es malo, y que el confort siempre es bueno.
Para pertenecer al Reino de Dios en vez de a este mundo,
debemos desprendernos del dinero, autos nuevos, casas más grandes,
y de la idea de que la felicidad viene de las posesiones que compramos.
Debemos rechazar el fumar, el beber y el sexo descontrolado,
y el deseo de aferrarnos a las adicciones porque abandonarlas es duro.
Debemos desprendernos de nuestras agendas, nuestros deseos,
nuestras ideas de cómo solucionar problemas,
y de la idea de que sabemos lo que es mejor para nuestras vidas.
Salvo que estemos prevenidos,
sabiendo sobre la necesidad de vivir como extranjeros en nuestra tierra natal,
perteneciendo al Reino de Dios en vez de a este mundo,
ganando la aprobación del Padre en vez de la de este mundo,
siguiendo el ejemplo de Cristo en vez del de este mundo,
siendo guiados por el Espíritu Santo en vez de ser guiados por el de este mundo,
estaremos atados a manifestar nuestras imperfecciones
por mucho que intentemos esconderlas, y el mundo nos condenará por esto,
aún cuando comete los mismos pecados.
Salvo que estemos prevenidos,
sabiendo sobre la necesidad de vivir como extranjeros en nuestra propia tierra natal,
cuando el mundo rehúse perdonar nuestros errores y, en cambio, los marque rápidamente,
la paz interior que viene de Dios, no permanecerá en nosotros.
Salvo que estemos prevenidos, sabiendo sobre la necesidad de vivir como extranjeros
en nuestra propia tierra natal, mucho de lo bueno en nosotros,
pasará desapercibido o aún considerado como malo,
y reaccionaremos desde el orgullo y el dolor, en lugar de la humildad y el gozo.
Salvo que estemos prevenidos, sabiendo sobre la necesidad de vivir como extranjeros
en nuestra propia tierra natal,
no comprenderemos lo que quiso decir Jesús con:
«Benditos serán cuando los insulten, los persigan y digan falsamente toda clase de maldades en su contra, a causa de Mí. Regocíjense y alégrense, porque grande es su recompensa en el cielo, porque de la misma manera persiguieron a los profetas antes que a ustedes.» (Mateo 5, 11-12)
Espíritu Santo que me enseñas todas las verdades, muéstrame de que forma aún pertenezco a este mundo, y dame poder para abandonar estos apegos para que pueda pertenecer totalmente al Reino de Dios. ¡Amén!
© 1998 por Terry A. Modica
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