PalabrasVivas:
La Crisis en la Iglesia
El Camino de Cristo en medio de los escándalos de corrupción, la crisis en la Iglesia, los abusos, la idolatría, las conspiraciones y otros males en la jerarquía de la Iglesia.
- ¿Veremos pronto la justicia de Dios?
Hemos estado viviendo en el tiempo de la misericordia de Dios. ¿Está llegando a su fin? ¿Comenzará pronto el tiempo de la Justicia Divina?
- ¿Qué podemos hacer con los demonios en la Iglesia?
Jesús dijo: «Miren que les he dado el poder de ‘caminar sobre serpientes’ y escorpiones y sobre toda la fuerza del enemigo y nada los dañará» (Lucas 19).
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La Maratón del Rosario para expulsar al mal de la Santa Iglesia Católica
Todas las formas de abuso son malvadas e inspiradas por demonios. La Bienaventurada Madre ha dicho muchas, muchas veces en apariciones en todo el mundo que debemos rezar el Rosario para vencer al mal. Ella nos ha advertido, una y otra vez, que si no vivimos vidas santas y oramos para derrotar al mal, nos sucederán cosas terribles, muy terribles. Por eso estamos ofreciendo la Maratón del Rosario como algo que puedes hacer.
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Oración de sanación por los escándalos en la Iglesia
Los escándalos en la Iglesia tienen un efecto muy devastador para las víctimas y todo el Cuerpo de Cristo. Esta oración traerá cierta sanación. «Amadísimo y querido Padre de todos nosotros, … ponemos en Tus manos protectoras a todos los sacerdotes y religiosos, a todas las víctimas del clero abusador y a todos los que toman decisiones sobre cómo manejar estas crisis, incluyendo aquellas autoridades de la Iglesia y las civiles…»
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Cuando nuestros pastores fallan al protegernos
Los sacerdotes están llamados a ser los representantes de Jesús el Buen Pastor pero, cuando nuestros pastores fallan al protegernos, ¿cómo cumplimos el mandamiento de Cristo de perdonarlos y amarlos? ¿Cómo podemos ser como Cristo con aquellos que no son como Cristo con nosotros? Ese es el desafío que todos enfrentamos casi a diario, pero es especialmente difícil para aquellos que han sido victimizados por pastores dañinos que sucumbieron a las tentaciones de la conducta sexual desviada y por aquellos que lo permiten.
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Testificando a Jesús durante los escándalos en la Iglesia
Consideremos lo que los medios y otras personas están haciendo para matar nuestra buena reputación. Muchos reclaman hablar de parte de Dios cuando difunden lo que ellos creen que está mal en el catolicismo con el celibato sacerdotal y con el liderazgo masculino. ¿Cómo estás testificando a Jesús?
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La purificación del abuso uso sexual
Nuestra Iglesia está pasando por un proceso de purificación, un Purgatorio, de toda clase de pecados secuales, desde la pedofilia hasta el adulterio, esto es muy doloroso pero muy, muy necesario y bueno. Todos sufrimos este dolor porque somos Un sólo Cuerpo.
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Justicia en la Iglesia
La justicia y el amor van de la mano. Justicia no es venganza ni es castigo. Es rectitud. El amor es el corazón de la vida cristiana; la justicia es sus manos y pies. Justicia no es rectitud como «cualquier cosa está bien siempre que nadie salga herido». Si no está de acuerdo con las leyes de Dios, la gente resulta herida.
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Ganando la carrera contra el pecado
Estamos en una maratón que dura toda la vida, corriendo una carrera contra nuestras propias tendencias pecaminosas. Lo que nos retrasa es el peso muerto de los pecados que aún no hemos identificado, de los que no nos hemos arrepentido o que no hemos rendido a la misericordia de Dios.
El demonio ha estado trabajando duro para destruir la Iglesia desde adentro. Comprende esto claramente: todo el terrible mal que ha estado teniendo lugar es demoníaco, los pecados sexuales, los encubrimientos y la «hermandad de los sacerdotes» presionando a los buenos sacerdotes para que guarden silencio. Es mundial y estamos descubriendo cuán sistémico es, como una infección en todo el cuerpo con una bacteria mortal. ¡Pero este es el Cuerpo de Cristo!! Sin importar con cuánta fuerza el demonio intente destruirlo, Jesús ha resuscitado de entre los muertos. Nosotros, la Iglesia, somos el Cuerpo resucitado de Cristo en la tierra, no el cuerpo muerto. (Extracto de «¿Qué podemos hacer con los demonios en la Iglesia?«)