Una Gota de Mi Sangre
«Yo morí por ti,» dijo Él.
«Sí Señor,» respondí, levantando mi cabeza con orgullo. «Lo sé.»
«Pero ¿sabes qué significa eso?» me dijo. «¿Sabes lo que significa para tu vida?»
Pensé en Su muerte en la cruz,
y supe que necesitaba Su sacrificio.
Pensé en Su dolor en la cruz,
y supe que necesitaba Su sanación.
Pensé en Su tristeza y pasión,
y supe que necesitaba Su gozo.
«Yo morí por ti,» dijo Él.
«Sí, Señor,» contesté, bajando mi cabeza con vergüenza.
Y Él me dijo: «¿Sabes – realmente – qué significa eso?»
«Creo que no,» respondí.
«Ven, déjame mostrarte,» dijo Él. Y el terror golpeó mi corazón.
¿Podría soportar contemplar la escena que Él me mostraría?
¿Podría soportar verlo a Él traspasado de dolor?
¿Podría soportar comprender lo que Él hizo por mí?
«Pero quiero saber,» respondí.
Y entonces ví Su frente
y la corona
y las espinas.
Una espina que Él me mostró,
una espina lastimando Su carne,
y de ellá brotó
una gota de sangre.
«¿Sólo una gota de sangre?» pregunté, levantando mi cabeza en desconcierto.
«¿Es todo lo que derramaste por mí?» pregunté, enojada por no valer más que eso.
Y Él dijo:
«Una gota de Mi Sangre
contiene todo el poder del sacrificio.
Una gota de Mi Sangre
contiene todo el poder para sanar.
Una gota de Mi Sangre
contiene todo el poder para darte gozo.»
«Pero Señor,» respondí,
«Quiero más que una gota.
Hay mucho más de Ti,
¡y yo lo quiero todo!»
«Sí,» dijo Él. «Yo morí por ti.»
«Por Mis llagas, eres sanada.
Fueron tus faltas las que cargué,
tus sufrimientos que soporté …
fui traspasado por tus ofensas,
triturado por tus pecados,
sobre Mí cayó el castigo
que te trae la paz.»
© 1992 por Terry A. Modica

Por favor, comparte esto con otras personas usando los íconos para las redes sociales al pie de esta página. O solicita una copia aquí, para imprimir con permiso para su distribución, a menos que arriba esté indicado que está disponible en Catholic Digital Resources.