El Maestro te Necesita
No Subestimes Tu Valor
Con mucha frecuencia, en vez de escuchar a Dios decirnos quiénes somos, creemos lo que nuestros padres, maestros y otras personas allegadas han dicho sobre nosotros. «¡Nunca serás nada!» puede haber sido entendido como un reto que nos anima a luchar con nuestro mayor potencial, pero el niño en nosotros lo comprende de manera literalmente. Las palabras destruyen nuestra propia imagen. Intelectualmente, podemos haber estado en desacuerdo con las evaluaciones de los demás, pero en nuestro interior profundo, donde el niño confía ciegamente en las autoridades, la interpretación que hace el niño de las palabras ha echado raíces. Estas falsedades necesitan ser borradas por el poder de Dios y reemplazadas por Sus palabras.
Si tuvieras que hacer dos listas, una con tus debilidades y la otra con tus fortalezas, la lista de las debilidades sería más larga, ¿no? Esta es la forma en la que la mayoría de las personas se ven a sí mismas después de una vida de ser definidos por otros.
Sin embargo, esta no es la manera en que Dios te ve; si así te viera, Él nunca te llamaría al ministerio. Los ministerios no están construidos sobre debilidades. Sí, Dios usa nuestras debilidades, pero no como base de la misión a la que nos llama. Si lo hiciera, nuestros ministerios colapsarían cuando las situaciones fuesen inestables, como una casa situada en una falla durante un terremoto. Más bien, Dios fundamenta nuestros ministerios en todo lo que es bueno en nosotros.
¿Cuánto tiempo has estado examinando lo que es bueno en ti – y creyéndolo? ¡Deja que Dios te muestre cuánto te valora!
¡Dios te Estima Enormemente!
Dios nos conoce muy bien e íntimamente. Nosotros no. En lugar de asumir que somos tan malos, tan feos, o tan pocos probable de ser extraordinarios servidores de Dios, tenemos que tomarnos tiempo para escucharle describir lo que realmente somos. Tenemos que pedirle que nos quite las anteojeras de baja autoestima.
La baja autoestima dice que estamos muy lejos de ser lo que se supone que debemos ser. También dice que nunca vamos a llegar allí. Dios, sin embargo, nos estima altamente, como está escrito en Romanos 5, 8: «Mas Dios muestra su amor de esta manera: siendo nosotros aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» Sí, hemos pecado. Sí, estamos muy lejos de ser perfectos. Pero en el momento que elegimos creer en el sacrificio redentor de Jesús, ¡Dios nos estima tanto que nos llamó santos!
¿Te ves a ti como un santo? San Pablo dijo que todos los que son amados por Dios son santos (Romanos 1, 7). Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento se refieren al pueblo de Dios como santos. Acepta el hecho de que así es como Dios te ve. ¡Comienza a verte a ti mismo de esa manera!
Seguir viviendo con baja autoestima es como decirle a Dios: «Te equivocas acerca de mí.» ¿Cómo nos atrevemos a contradecir a Dios? Él dice: «En cuanto a los santos en la Tierra, ellos son los gloriosos en los que he puesto toda mi complacencia» (Salmo 16, 3).
© 1997 por Terry A. Modica

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Gracias por enviarme tantos conocimientos y relacionarme con Dios.