Cerca y No Lejos
[ PalabrasVivas para quien está de Duelo ]
Cuando nuestros seres queridos mueren, no nos abandonan. No se van a un sitio oscuro y lejano. Simplemente empiezan su eternidad. No los vemos porque nosotros todavía seguimos en la oscuridad del mundo. Pero sus ojos espirituales, llenos de la luz del cielo, siempre nos están mirando, esperando el día en que podamos compartir su felicidad perfecta. Todos nacimos para el cielo y, uno por uno, terminamos esta vida de lágrimas para empezar nuestra vida de amor en infinita felicidad.
He reflexionado, frecuentemente, acerca de esta verdad tan maravillosa y he concluido que es el consuelo más grande y seguro en tiempos de duelo. Una fe firme en la real y continua presencia de nuestros seres queridos, me ha dado la convicción y el consuelo que la muerte ni los ha destruido, ni se los ha llevado lejos. ¡En cambio, les ha dado vida! Una vida con el poder para conocer completamente y amar perfectamente. Con esta nueva vida y este nuevo poder, nuestros seres queridos están siempre para nosotros, conociéndonos y amándonos más que nunca antes.
Las lágrimas que humedecen nuestros ojos durante el tiempo de duelo, son lágrimas de nostalgia, lágrimas de añoranza por nuestros seres amados. Pero somos nosotros los que estamos lejos de casa, no ellos. La muerte ha sido para ellos una entrada a la morada eterna. Solamente porque esta morada celestial es invisible a nuestros ojos mundanos es que no los podemos ver cerca nuestro. Pero ellos están con nosotros, esperando con amor y ternura el día en que nosotros también entremos por la puerta hacia nuestra morada eterna. No, la muerte no es una separación. Es una preparación para la unión eterna con nuestros amados, en la paz y alegría del cielo.
(autor desconocido)
Yo me he dado cuenta que esta verdad es muy consoladora. He llegado a la conclusión de que la palabra «pérdida» es muy inapropiada, porque no hemos perdido ~ hemos visto a nuestros seres queridos entrar y pasar por esta puerta, que es el camino al Cielo.
Hay momentos en que el camino parece estar muy lejos pero, mientras tanto, sabemos que Dios está con nosotros, siempre recordándonos que nuestra entrada ~ nuestra puerta, que Dios ha hecho solamente para nosotros ~ tiene una manija, sólo una manija y que esta manija está de nuestro lado de la puerta. ¿Entraremos? ¡Sí! Cree, con todo tu corazón, que el Señor está esperando a todos los que abran el picaporte, porque Él está con nosotros, para guiarnos, enseñarnos, para amarnos y para abrazar nuestras heridas, nuestras dolencias y hasta nuestras iniquidades (¡no nos olvidemos!).
Gracias Padre. Que estas palabras sean de consuelo para todos los que a veces no entendemos, porque todos pasamos por esos momentos. Comparte con nosotros Tu paz y Tu amor, ¡y derrama Tu Gracia sobre nosotros en este día! En el nombre de Jesús, ¡Amén!
© 1998 por Rosie Bridges
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