Conociendo la Verdad
¿Hay alguien confundiéndote haciéndote creer una mentira y comprometiendo tus valores?
[ PalabrasVivas sobre Espiritualidad de la Pasión ]
¿Cuál es la substancia más dura en el universo?
En Juan 8, 51-59 Jesús es acusado de estar poseído. En efecto, los líderes judíos lo llaman mentiroso porque proclama Su relación con Dios. Jesús lo da vuelta y los identifica como los verdaderos mentirosos. Pero ¿es justo eso? Ellos creen realmente que su análisis de la situación es correcta. No están mintiendo deliberadamente.
La substancia más dura en el universo es la verdad. No puede ser cambiada. No puede ser deformada. La verdad y la mentira no pueden confundirse. No puede ser amoldada en algo diferente. No puede ser mellada o erosionada y convertirla en algo diferente a lo que es. Sin importar en qué creamos, la verdad permanece constante y no es afectada por nadie — no por nuestros deseos de razionalizar las elecciones equivocadas ni por los caprichos de la sociedad y su humor siempre cambiante.
Por lo tanto, cualquiera que crea en una alteración de la verdad está creyendo una falsificación — una mentira. Y quien profese una falsificación es un mentiroso, incluso si están absolutamente convencidos que su versión de la mentira es la verdad. Una mentira no se convierte en verdad sólo porque pensamos que es la verdad.
Esta es una buena noticia porque, ya que la verdad es inalterable y, dado que Dios sólo habla la verdad, sabemos que todo lo que promete en Su Palabra es inalterable. Podemos confiar en Él con absoluta certeza.
En Génesis 17, 3-9 Dios inicia Su alianza con nosotros. En el Salmo 105, 4-9: «Él recuerda por siempre Su alianza por mil generaciones.» Para los hebreos, «mil» significaba «infinito» o «muchas, muchas, muchas, más allá de la cuenta.»
Su alianza con nosotros es una verdad que no puede ser cambiada. Si sostenemos nuestro extremo de la alianza obedeciendo Sus mandamientos, nos beneficiamos de su extremo de la alianza recibiendo Su amor verdadero. Cuando rompemos la alianza es porque hemos aceptado un engaño.
Imagina que el Reino de Dios es un castillo con un foso alrededor. El castillo es la alianza de Dios con nosotros. Cuando nos mudamos al castillo, Dios nos protege de los monstruos malignos que viven del otro lado del foso. Él nos enseña, nos da grandes amigos y buen uso para nuestros talentos y nos llena de dones, sólo por el placer de vernos entusiasmados con Su generosidad.
No obstante, la vista fuera del castillo parece muy interesante. Entonces salimos a explorar. Pronto comenzamos a creer que en lo que oímos en ese mundo porque parece tener sentido. Luego, un monstruo que ha estado disfrazado de buen amigo (otra mentira) nos convence de hacer algo contrario a las reglas del castillo. Al desobedecer al Rey rompemos nuestra alianza con Él. Ya no podemos ver el puente levadizo que nos lleva de regreso al castillo.
Cuantas más mentiras creamos, más nos costará ver la verdad. Si aún estamos viviendo con los monstruor al momento de nuestra muerte, nos hemos acostumbrado tanto a sus mentiras que elegimos quedarnos con ellos por toda la eternidad, la cual es el infierno.
Pero el Rey no desea que eso suceda. Él llora por nosotros. Envía Su Hijo santo hacia la corrupción para rescatarnos. Los monstruos no quieren que el Hijo nos alcance entonces lo matan. Pero el Rey trae al Hijo nuevamente a la vida y su resurrección implica que los monstruos no tienen poder sobre Él.
El Hijo nos busca, encontrándonos sin importar dónde nos escondamos o cuán desagradables e irreconocibles estemos. Él nos invita a regresar a casa con Él. Comienza a limpiarnos lavándonos los pies. Nos dice para regresar al castillo todo lo que tenemos que hacer es seguir nuestro deseo interior de vivir con el Rey y quedarnos donde la verdad es realmente la verdad.
Ya sea que nos hemos apartado de Dios de maneras pequeñas o grandes, creyendo en mentiras pequeñas o grandes, no estaremos verdaderamente felices hasta que no estemos plenamente en casa con el Rey. ¿Estás listo para apartarte de los engaños? El Sacramento de la Reconciliación está disponible en tu parroquia para renovar la alianza.
© 2002 por Terry A. Modica

Por favor, comparte esto con otras personas usando los íconos para las redes sociales al pie de esta página. O solicita una copia aquí, para imprimir con permiso para su distribución, a menos que arriba esté indicado que está disponible en Catholic Digital Resources.