La historia de la sanación de Delia
por escuchar al Espíritu Santo
[ PalabrasVivas sobre el Espíritu Santo ]
Ella quería la sanación en su familia. El pasado mes de noviembre (2016), Delia Álvarez, miembro de GNM, me dijo: “Es tan difícil para mí quedarme en silencio y oír hablar a Dios. A veces, escucho algo pero no es hasta mucho más tarde que me doy cuenta: ‘Ese era Dios hablándome’. Quiero aprender a discernir la voz de Dios hablándome.”
Pocos meses después (Febrero) ella escribió:
“¡Decir que estoy asombrada de la inspiración del Espíritu Santo en mi vida es un eufemismo! Es mucho más.»
Este crecimiento fue parte de un proceso que incluyó asistir a mi curso en directo y en forma interactiva sobre: Viviendo en el poder del Espíritu Santo (serie de audios en castellano).
Delia continuó:
“Siempre he creído que fui bautizada en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Podía oír la voz de Dios en mis pensamientos aunque siempre me lo imaginé muy lejano. Tiendo a escuchar más con mi corazón y no sólo con mi mente.
La nueva relación con los miembros de mi familia, sanada y en constante sanación, es un testimonio de lo que Dios puede hacer cuando escuchamos y oramos pidiendo un cambio. Escuché o sentí las mociones del Espíritu Santo. Era yo quien tenía que cambiar primero. La inspiración y guía del Espíritu Santo para detenerme, mirar y escuchar a toda la persona y no sólo lo que yo pienso que veo o deseo ver, es un nuevo comienzo para mí. ¡Gracias a Dios!
Yo soy, al igual que mi prójimo, una hija de Dios. La sanación continua y la renovación amorosa de la familia abarca generaciones de hijos de Dios que están más allá de mi visión humana, porque creo más y más que están y siempre han estado a la vista de Dios (en el deseo de su corazón).
Una mañana, mientras me preparaba para ir al trabajo, las palabras escritas en este corazón, llegaron pacífica y amorosamente a mi mente y se instalaron en mi propio corazón. Le pido a nuestro Amado Salvador que estas mismas palabras me santifiquen y fortalezcan, que mis pensamientos, palabras, obras, acciones y deseos de mi corazón sean un reflejo santo de quien soy, una hija amada de Dios. Porque Santo es su nombre, y quiero desear, con un corazón sincero, respetuoso y en paz la misma afirmación para mi prójimo, comenzando en mi hogar.”
¿Cuál es tu historia?
¿Qué está haciendo el Espíritu Santo donde tú vives? ¡Glorifiquemos al Señor y evangelicemos juntos, publicando tu historia! Si tu historia es más larga que un par de párrafos, envíanos un correo para una posible inclusión en nuestro sitio web. Si no, por favor deja un comentario debajo.
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© 2017 por Terry A. Modica con Delia Alvarez

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