Desprendimiento Financiero:
Volando alto en el Espíritu
¿Qué significa “nacer de lo alto”? En Juan 3, 7b-15, Jesús nos explica qué es ser guiado por Dios, aun cuando no sepamos a dónde nos lleva. Significa ser libres de flotar en el Espíritu en cualquier momento, en cualquier dirección, porque no estamos apegados a este mundo, aunque es lo que tocamos, olemos, miramos, percibimos audiblemente y controlamos.
La Vida en el Espíritu es vivir como una pluma en el viento, sin ofrecer resistencia para ser levantada y transportada por una ráfaga que no podemos ver, y sin alarmarnos al vernos en un lugar inesperado. Sin embargo, ser tan livianos como una pluma movida por el aliento invisible de nuestro Señor, es muy probable que nos atemorice en lugar de aflojarnos, porque desafía nuestra “necesidad” de tener el control.
Vemos en Hechos de los Apóstoles 4, 32-37 que los creyentes estaban desprendidos de sus posesiones por el bien de la comunidad. Estaban tan alto en el Espíritu, confiando tan plenamente en Dios, que estaban totalmente disponibles para ser utilizados por Dios para cubrir las necesidades de los demás. ¿Por qué no podemos ser como ellos? Sí, es posible – este es el designio de Dios – pero sólo puede tener lugar dentro del contexto de comunidad.
Por nosotros mismos, no podemos ser tan generosos para proveer todo lo que otra persona necesita, pero pensamos que deberíamos hacerlo, entonces nos sentimos abrumados e insuficientes y así no hacemos nada. Nos quedamos atrapados en nuestras insuficiencias porque vivimos de manera tan individualista que nos olvidamos que somos parte del Cuerpo de Cristo en la tierra, que es toda la Iglesia en comunidad. Individualmente, el Espíritu Santo nos muestra a cuál de las necesidades particulares de la comunidad nos tenemos que dirigir y, en comunidad, el Espíritu Santo une nuestras habilidades con las de otros que también pueden ayudar. Así se pueden cubrir las necesidades de todos.
Para medir tu libertad de espíritu, examina qué tan apegado estás a este mundo. Pruébate a ti mismo con la ofrenda en la Misa. En las Escrituras, Dios repetidamente pide el diezmo, es decir, el 10% de nuestro ingreso total (el cual puede ser dividido entre la parroquia y otras organizaciones de caridad). Si estamos tan apegados a nuestras posesiones que no podemos dar un cinco por ciento de nuestro dinero a nuestra propia parroquia, ¿qué tan libres somos para seguir la guía del Espíritu?
¿Qué pasaría si el Señor te hiciera saber que un parroquiano no consigue trabajo porque no tiene vehículo? ¿Y qué pasaría si justo tú vas a cambiar tu vehículo viejo por uno nuevo? ¿Se lo darías a él? ¿Y si intentara pagártelo y su cheque rebotara? ¿Exigirías el pago o te olvidarías de la deuda? ¿O en cambio le agradecerías a Dios por la oportunidad de experimentar una de las heridas de Jesús, mientras continúas flotando a dondequiera que el Espíritu te lleve? (Realmente es posible; te lo digo por experiencia.)
San Juan de la Cruz dijo:
«Da lo mismo que un pájaro esté atado con un hilo delgado o con una cuerda. Porque, aunque estuviera atado con un hilo, el pájaro no podrá remontar vuelo tanto como si estuviera atado con una cuerda — es decir, estará impedido de volar mientras no corte el hilo. Así es la suerte del hombre que está atado a algo; no importa cuánta virtud tenga, no alcanzará la libertad de la unión divina.»
© 2009 por Terry A. Modica
>> Deja que Jesús te ayude con algo más, leyendo otros PalabrasVivas sobre Finanzas.
El documento en PDF gratuito está disponible para tu uso personal.
Para compartirlo con otros, por favor, invítalos a esta página.
Para obtener el documento con una Licencia para Uso Simple, por favor firma este contrato de acuerdo de copyright. Mira nuestra política de permisos de copyright.
Good News Ministries provee a los individuos mucho material edificador de la fe sin costo alguno. Tu apoyo ayudará a que este ministerio continúe.