El Señor te Necesita
Dios Hace lo Extraordinario con Gente Ordinaria
¿Estás buscando una forma de hacer una diferencia, usando los talentos que Dios te ha dado? Desde los primeros días de la Iglesia, los apóstoles trabajaban codo a codo con laicos en el ministerio. “La Escritura claramente muestra, qué espontánea y fructífera era esta actividad,” nos dicen los obispos del Concilio Vaticano II en el Decreto para el Apostolado de los Laicos. “No pedimos menos celo ferviente hoy, por parte de los laicos”, escribieron sobre el “rol especial e indispensable del laico en la misión de la Iglesia.”
¿Recuerdas a Judas y Ananías de las escrituras? No el Judas que traicionó a Jesús ni el famoso Ananías que se desplomó después de traicionar a la Iglesia primitiva, mintiendo sobre la cantidad de dinero que podía donar. El otro Judas y el otro Ananías.
¿Quién? Muchos no los recuerdan, aunque jugaron un rol muy importante en la Iglesia. Estos eran los dos que sirvieron al provocador más desagradable, mezquino y nada merecedor de respeto, al que deberían haber temido porque era el mayor perseguidor de los primeros cristianos.
Un día, Ananías estaba pasando un tiempo de oración agradable y común, profundizando su relación con Cristo Resucitado, cuando Jesús se le apareció en una visión y le dijo:
“Quiero que vayas a la Calle Principal, al otro lado del pueblo, a la casa de Judas. Tiene un visitante que quiero que asistas.”
“Seguro. ¿Cómo quieres que lo ayude?” Puede ser que Ananías haya preguntado.
“Sus ojos se han enceguecido y quiero que le impongas la manos para que recupere su vista.”
“No hay problema. Ya me has usado para sanar personas. Sé lo que tengo que hacer.”
“Sí, pero el hombre que quiero que sanes es Saulo de Tarso.”
“¿Qué? ¡No puede ser! ¡Este hombre ha atacado a nuestros santos en Jerusalén! ¡Y ahora está aquí en Damasco para arrestarnos a todos! No puedes estar hablando en serio.»
Tal vez Jesús suspiró, como seguramente hace cuando ponemos a prueba Su paciencia. ¿Cuántas veces hemos pensado que comprendemos las situaciones mejor que Dios?
“¡Ve!” ordenó Jesús. Y Ananías fue.
Él y Judas fueron los primeros cristianos que perdonaron a Pablo por sus persecuciones y que confiaron en él. Dios había dado a Judas el ministerio trivial de llevar a Pablo a su casa. Llamó a Ananías para sanarlo y capacitarlo con el Espíritu Santo.
Estas fueron dos personas corrientes y, después de conocerlos en Hechos 9, 10-19, nunca volvimos a oír de ellos. No obstante, lo que hicieron tuvo impacto en todo el mundo, incluso hasta nuestros días. Le dieron a Pablo el empujón inicial hacia uno de los ministerios de evangelización más poderoso de todos los tiempos.
¿Qué clase de impacto puedes tener en el mundo como una persona común siguiendo el llamado de Dios al servicio?
© 1997 por Terry A. Modica

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