Compartiendo la Luz de Cristo
Al que tiene se le dará más
Jesús dice en Lucas 8, 16-18 que nunca debemos ocultar la luz que nos ha dado. Todo lo que tenemos que viene de Él debe ser compartido con los demás, porque la naturaleza misma de Cristo es compartir todo lo que es bueno. Unirse a Él significa compartir con Él. Aferrarnos a cualquier cosa, no viene de Él y su luz interior se debilita y se desvanece y lo poco a lo que nos aferramos se pierde.
Nuestra capacidad de amar como Cristo, por ejemplo, se hace más fuerte cuando damos con sacrificio, de buena voluntad.
Proverbios 3, 27-34 explica que para recibir las bendiciones de Dios, debemos tomar medidas inmediatas (¡inmediatamente!), siempre que podamos hacer algo que beneficie a otros. Para los humildes, Dios muestra misericordia para que podamos estar llenos de bondad hacia los demás sin esperar que lo merezcan. Él no retiene su amor por nosotros cuando somos arrogantes y desagradables y debemos tratar a los demás de la misma manera.
La bondad de Dios está siempre disponible para nosotros pero, para experimentarla más, tenemos que estar unidos a Él, compartiendo su bondad con los demás. Cuando tratamos bien a los demás, avivamos el fuego – hacemos brillar más la luz – de nuestra unidad con Cristo y, en esa estrecha relación, experimentamos más su amor incondicional y su bondad.
Por el contrario, rompemos la unidad y escondemos la luz de Cristo, cada vez que somos mezquinos en el amor, en las donaciones de dinero, en las posesiones y en el uso de nuestros talentos y tiempo. Tal egoísmo proviene del miedo: tenemos miedo que algo malo nos vaya a pasar si regalamos más de lo que calculamos que es seguro. ¡Y podríamos estar en lo cierto! Pero el amor incluye el sacrificio y el miedo no va con Dios.
El miedo es una oscuridad que envuelve la luz de Cristo. ¿Confiamos en Dios o no? El miedo dice que no. ¿Creemos que Dios puede y va a sacar algo bueno de lo malo que sucede? El miedo dice que no. El amor dice que sí, pero el amor no siempre es lógico ni está exento de dolor. Esto lo recordamos que cada vez que nos fijamos en la imagen de la crucifixión de Cristo.
Jesús dice: «Al que tiene, se le dará más», pero sólo si lo compartimos. Si limitamos nuestra generosidad y retenemos el amor, la bondad o cualquier otra bendición que Dios nos ha dado, limitamos el combustible de Dios para la llama. Y, así, «Al que no tiene, aun lo que parece tener le será quitado.» Es peligroso ocultar la luz de Cristo.
¿Cuán ardiente – celosa y entusiasta – es tu fe? Tu espíritu ¿está creciendo o marchitándose? ¿Qué estás reteniendo o guardando para ti mismo? Para estar más unido a Cristo y a toda su bondad, tienes que mirar hacia adentro y descubrir el gozo que sentirás si te deshaces de los miedos que han oscurecido tu vida.
© 2010 por Terry A. Modica