La Prueba que el Mundo está Buscando
Convirtiendo los Escándalos en Evangelización
Cuando alguien nos lastima públicamente, puede convertirse en una buena oportunidad para evangelizar a los que lo presencian. Ya se trate de un acuerdo injusto de divorcio presenciado por los niños o de falsas acusaciones en el trabajo presenciadas por compañeros de trabajo o sacerdotes que causan escándalo por abusar de sus vocaciones y ser vistos por el mundo, Jesús quiere que amemos a estos enemigos más visiblemente que nadie. ¿Por qué?
Un escándalo es cualquier pecado público, que incluso los no cristianos juzguen correctamente como equivocado.
Todo el mundo quiere la prueba de que Dios existe y es bueno, incluso cuando no creen en Él o no quieren obedecerle. De hecho, ellos nos miran a los cristianos y esperan una prueba. Ellos esperan amor incondicional, misericordioso y la prueba de que Jesús puede salvarlos de sus problemas, heridas y temores.
En Mateo 5: 43-48, Jesús señala que nuestro Padre celestial es bueno tanto para los justos como para los injustos, tanto para las víctimas como para sus agresores. ¡Esto nos parece tan injusto! Queremos que los pecadores sean castigados y cuanto más dolor causan, más dolor deben sentir como castigo.
Sin embargo, lo que nos diferencia de los no cristianos, es nuestro amor por todos en todo momento, sin importar lo que hagan. No tenemos que vivir con ellos y nunca debemos tolerar sus abusos, pero tenemos que amarlos -siendo públicamente misericordiosos con ellos- si queremos dar testimonio de Cristo y enseñar al mundo, que la incondicionalidad del amor redentor de Dios, es real.
Para saber si creemos lo que Jesús predicó, podemos pedir al Espíritu Santo: «¿Soy un buen representante de Jesús? ¿Puede el mundo que me rodea descubrir que Dios está a mi lado cuidándome?»
Amar incondicionalmente, no significa amar sin fronteras. Es necesario establecer límites saludables y las personas que los sobrepasan necesitan cosechar lo que siembran. Debemos decir «¡no! ¡Basta! «Por amor a nosotros mismos y a otras víctimas o víctimas potenciales. Al mismo tiempo, nuestro “¡no!» puede venir con gran amor por los abusadores.
Esto es lo que significa «ser perfecto, así como su Padre celestial es perfecto». Perfección en la Biblia no significa no cometer pecados ni cometer errores. La perfección espiritual significa un amor equilibrado, lleno, ilimitado y misericordioso hacia todos.
A medida que entregamos nuestras heridas a Jesús para ser sanados, tenemos una gran oportunidad para mostrar al mundo cómo es Cristo realmente y cómo la redención realmente funciona. Si podemos amar a los enemigos dentro de nuestras familias, nuestros lugares de trabajo y nuestra Iglesia, entonces los incrédulos creerán en nosotros cuando les ofrecemos amor también, sin importar cuán pecaminosos hayan sido y aquí es donde comienza la conversión.
© 2014 por Terry A. Modica

Por favor, comparte esto con otras personas usando los íconos para las redes sociales al pie de esta página. O solicita una copia aquí, para imprimir con permiso para su distribución, a menos que arriba esté indicado que está disponible en Catholic Digital Resources.
