Dios es el Administrador de un
Enorme Sistema Informático
Dios es el principal Administrador de un sistema informático enorme. Nosotros no somos los programas, nosotros somos Su computadora, trabajando juntos, un componente trabajando con otro, para producir cosas buenas para el Señor. Pero a veces los componentes funcionan mal y, como todos estamos conectados, un mal componente puede causar que otro deje de funcionar como debería. Y ya que que somos la computadora de Dios, ese componente envía un mensaje al Administrador de que algo anda mal.
Entonces, Dios usará programas de diagnóstico para encontrar y corregir el problema. A veces esto funciona y las cosas fluyen sin nuevos problemas. Pero, a veces, Dios tiene que ir adentro de la CPU y sacar el componente roto, ya sea para sustituirlo o dejando el equipo desmantelado mientras Él repara la parte rota.
Dios revisará el componente que falla y, siendo el Especialista de todos los especialistas (Él creó el componente), se dedica a arreglarlo. Su plan podría ser colocarlo de nuevo en la misma computadora, o enviarlo al laboratorio de reparación y poner la computadora de nuevo a funcionar, instalando otro componente con la misma función.
La computadora no funcionará de la misma manera que antes porque, a diferencia de los chips, nosotros no somos producidos en masa. Dios nos hace a cada uno de nosotros a mano, uno por uno, todos únicos, con nuestras propias características, formas y funciones, dones y talentos.
Por lo tanto, Dios saca a la gente imperfecta de la sociedad para concentrarse en ellos. Él quiere restaurarlos a sus características de diseño originales, para que vuelvan a ser lo que Él pensó que fueran. A diferencia de un chip de un ordenador real, tenemos libre albedrío. Tenemos que cooperar con Él, ya que Él es el único que conoce su verdadero propósito para nosotros.
Después que Dios hace lo necesario para que el componente funcione, lo coloca, ya sea en su lugar original o en otro lugar donde pueda trabajar mejor, en relación a los demás componentes. Entonces, una vez más, el equipo está enviando imágenes agradables e historias (y amor), al monitor que Dios está mirando.
© 2000 por Nancy Gardner Viola

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