¿Van al Cielo las Mascotas?

[ PalabrasVivas sobre Preguntas Frecuentes ]

Pregunta de un lector: «Mi esposa y yo tuvimos que dormir a nuestro precioso y amado perro Cosmo. Estaba en la última etapa de su enfermedad en el hígado. Tenía 12 años y casi 4 meses de edad. Tengo una pregunta para ti. ¿Dónde van nuestros perros cuando mueren? ¿Alguna vez los volveremos a ver?»

Respuesta:

Dios ama a toda la creación y Cristo redime a toda la creación. Esto incluye a nuestras mascotas.

El Papa Pablo VI dicen que una vez contó la historia de un niño desesperado cuyo perro había fallecido: «Un día, veremos a nuestros animales, nuevamente, en la eternidad de Cristo. El Paraíso está abierto para todas las criaturas de Dios.»

Jesús le dijo a sus discípulos: «Vayan a todo el mundo a proclamar el Evangelio a todas las criaturas» (Marcos 16, 15). No «a todo ser humano,» sino «a toda criatura«. San Francisco lo comprendió cuando dijo: «Dios desea que otras criaturas, además de los seres humanos, estén incluidos en el plan de salvación» (tomado del Sermón a los Peces del Mar).

Apocalipsis 5, 13 dice: «Luego escuché a toda criatura en el cielo y en la tierra y bajo de la tierra, en el mar, todo en el universo gritar: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos». En esta descripción del cielo, todas las criaturas están presentes y alabando a Dios junto con nosotros, los seres humanos.

La pregunta que causa debates y conflictos sobre este tema en la teología cristiana es: ¿Tienen alma los animales? Aunque no podemos estar absolutamente seguros de la respuesta, cualquier dueño de una mascota sabe que algunos animales, si no todos, tienen personalidades. Las personalidades son afectadas por el cerebro (prueba de ello es cómo cambia la personalidad cuando una persona tiene un derrame cerebral o demencia), pero ¿significa esto que nuestras personalidades son completamente controladas por nuestros cerebros?

La teología católica nos enseña que nuestras almas son purificadas cuando morimos (llamamos a este proceso «purgatorio»). Por lo tanto, ya que nuestra santidad afecta directamente a nuestra personalidad, podemos concluir que la purificación puede suceder, únicamente, si nuestras personalidades son más que nuestros cerebros.

Sólo a los seres humanos nos ha sido dado el grado de inteligencia que nos libera para comprender y elegir entre el bien y el mal. Sólo los seres humanos podemos elegir seguir a Cristo o rechazarlo. Sólo los seres humanos tenemos la capacidad para pecar. Los perros son entrenables porque les encanta obedecer a sus amos cuando son bien enseñados.

La eternidad en el cielo es la vida sin límites, inmersión plena en el amor de Dios. Creo que, si queremos que nuestras amadas mascotas pasen la eternidad con nosotros, entonces Dios, en su bondad misericordiosa, nos lo garantiza.

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© 2016 por Terry A. Modica

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