Padre, todos los elementos de la naturaleza obedecen tus órdenes. Calma las tormentas y huracanes que nos amenazan, alivia las sequías y transforma nuestro temor a tu poder en alabanzas a tu bondad. Concédenos lo que te pedimos por nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un sólo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. (adaptado del Sacramentario Católico, oración «Para evitar las tormentas»)

Nuestro Padre del Cielo, mediante la intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, guárdanos de todo mal durante esta época de huracanes. Protégenos a nosotros y a nuestros hogares de cualquier desastre de la naturaleza. Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, apresúrate a socorrernos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

San Medardo sirvió como obispo durante tiempos muy difíciles y su larga vida como líder espiritual, dejó una tremenda impresión sobre las personas. Debido a este patronazgo contra el mal tiempo, le pido que interceda por nosotros durante esta época de huracanes. Protege a todos de los daños, sequías, tornados, terremotos y otros desastres naturales. Envía más ayudantes y multiplica las provisiones necesarias para su auxilio. Tú calmaste la tormenta en el Mar de Galilea; líbranos de las tormentas que están arreciando a nuestro alrededor. San Medardo, ora por nosotros. Amén. (Del libro de Terry Modica: «Oraciones Diarias con los Santos» [en traducción].)

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