Misterios Gozosos para la Paz Mundial : Volver al comienzo
Quinto Misterio Gozoso
JESÚS ES HALLADO EN EL TEMPLO
Comenzaron a buscarlo entre los parientes y amigos. Cuando no lo encontraron, volvieron a Jerusalén a buscarlo. Después de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciendo preguntas. Los que lo escuchaban quedaban maravillados por su conocimiento y sus respuestas. Cuando sus padres lo vieron, estaban asombrados. Su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado buscándote ansiosamente.» Él le respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en la casa de mi Padre?» (Lucas 2, 44-49)
El Papa San Juan XXIII, en su «Paz en la Tierra» (Abril 11, 1963):
Es Cristo quien nos consiguió la paz; es Cristo quien nos la legó: «Les dejo mi Paz; les doy mi paz pero no como la da el mundo.»
Permítannos, entonces, orar con todo nuestro fervor, por esta paz que nuestro divino Redentor vino a traernos. Qué Él quite de las almas de los hombres, todo lo que pueda poner en peligro la paz. Que Él transforme a todos los hombres en testigos de la verdad, la justicia y el amor fraternal. Que Él ilumine con Su Luz, las mentes de los gobernantes para que, además de cuidar por los bienes materiales de sus pueblos, también les garanticen el hermoso don de la paz.
Finalmente, que Cristo encienda los deseos de todos los hombres, de romper las barreras que los dividen, de fortalecer los lazos del amor mutuo, de aprender a comprenderse mutuamente y a perdonar a aquellos que les han hecho mal. Mediante Su poder e inspiración, que todos los pueblos se reciban en sus corazones como hermanos y que la paz que anhelan, siempre florezca y reine entre ellos.