Claves para Vivir Bien
en las Crisis Estresantes de Hoy
Necesitamos claves para vivir bien ya que hemos estado viviendo con numerosas situaciones estresantes: huracanes, reportes de peligros por cambios climáticos y polución ambiental, el impacto de guerras que continúan, eventos económicos alarmantes que involucran combustibles, viviendas y sistemas bancarios.
También estamos experimentando en nuestras parroquias y familias el estrés de enfermedades y fallecimientos, separaciones y divorcios, adicciones, cambios de empleos, las presiones de la cultura de nuestros hijos y otros desafíos de la vida.
Para muchos de nosotros, estos factores de estrés se acumulan al tope de una pila de traumas y sufrimientos desde muy temprano en nuestras vidas. Las diferentes personas tienen capacidades diferentes: algunos parecen manejar un gran cúmulo de estrés; otros se abruman con muy poco. Todos pueden llegar a experimentar una especie de «explosión» con síntomas de ansiedad, depresión o ira excesiva.
Siendo compasivo con nosotros mismos y con los demás, siguiendo el modelo de Jesús, es una de las claves más valiosas para vivir bien durante estos tiempos de tanto estrés.
Hay algunas prácticas específicas que podemos hacer para ayudarnos a prevenir, o a dismunuir, la sobrecarga de estrés.
Oración y meditación:
- Si tienes una disciplina de oración regular, continúala o vuelve a ella tan pronto como sea posible.
- Si no tienes un ritmo regular de oración, inténtalo con esto:
- Comienza cada mañana con tu versión de esta oración: «Amado Dios, gracias por este nuevo día, ayúdame a vivir Un Día a la Vez, confiando en tu fuerza, amor y paz. Ayúdame a seguir tu guía en todo lo que pienso y hago hoy.»
- Una o dos veces al día, tómate un descanso para orar: durante 10-20 minutos siéntate en un lugar tranquilo, cierra tus ojos y descansa en Dios. Trata de dejar toda ansiedad, preocupaciones, fatigas, etc. en Dios. También recibe todo lo que Dios quiere darte (paz, fuerza, amor, luz, calma, paciencia, sabiduría, etc.) O, simplemente, respira y descansa. Cuando llegan las distracciones (y lo harán) amablemente abandónalas en Dios, y recibe el amor de Dios.
- Con frecuencia, durante el día, haz esta práctica durante unos minutos.
- Antes de dormir, deja todas las luchas y preocupaciones del día en las manos de Dios.
Lidiando con noticias sobre sufrimiento y dolor:
- Limita tu exposición a noticias, especialmente a las imágenes visuales.
- Mientras estás viendo noticias (desastres naturales, destrucción ambiental, guerras, recesión económica, gente abandonada, etc.) reza por todos los involucrados, pídele a Dios que los llene con su amor y su paz. Si Dios te impulsa a hacer algo (hacer una donación, ofrecer ayuda concreta, participar en una vigilia, unirte a un grupo, etc.) házlo y luego despreocúpate.
- Busca noticias, historias y encuentros personales que te ayuden a cultivar una «actitud de agradecimiento».
Ejercicio y Naturaleza:
- Si tienes un programa de ejercicios regular, vuelve a él tan pronto como sea posible.
- Si no tienes un programa regular, comienza con caminar 10 minutos y hacer algún tipo de estiramiento suave. Fortalécelo cada día. Según la Escuela de Harvard de Salud Pública, «una caminata de 30 minutos, 5 días a la semana, es lo que la mayoría de las personas necesitan. Y hacer un poco de ejercicio es mejor que nada.»
- Sal al sol durante 10-15 minutos por día (si normalmente estás adentro trabajando o estudiando) para ayudarte con tu ánimo. Conectarse con la creación de Dios es restaurador. Haz actividades en el exterior (caminar, jardinería, bicicleta o, simplemente, sentarse y disfrutar).
Nutrición:
- So tienes un programa de nutrición saludable regular, continúa. Si no lo tienes, comienza recortando el azúcar, la sal, la carne y las grasas. Agrega vegetales, frutas, legumbres, granos, preferentemente orgánicos, y un suplemento vitamínico. Bebe mucha agua (no embotellada, lleva tus propios termos o vasos contigo). Limita la ingesta de bebidas alcohólicas.
Descanso:
- Vuelve a tu programa regular para dormir, tan pronto como te sea posible; mientras tanto, cuando se te hace difícil dormir en los momentos de estrés, tomar siestas de 30-45 minutos podría ayudar.
- Tan pronto como puedas, haz un programa para dormir que sea regular. Infórmate sobre la «higiene del sueño».
Conexiones Sociales:
- Sal para conectarte, o reconectarte, con familiares, amigos y grupos eclesiales. Haz tiempo para charlar, jugar, orar y descansar, aunque sea por cortos períodos de tiempo.
- Ser voluntario para asistir a otras personas podría ayudar. (Tiene sentido porque fuimos creados para dar y recibir amor.)
Programas:
- Haz que tu lista de actividades sea realista; tómate Un Día a la Vez, programando sólo cosas esenciales hasta que disminuya el estrés. Celebra los pequeños logros de cada día.
Ayuda profesional:
- Si encuentras difícil desarrollar las prácticas que describí arriba, considera buscar ayuda profesional. Podría ser bueno sacar un turno con tu médico para que te hagan un examen. Podrías buscar ayuda en alguna agencia de consejería de la Iglesia Católica de tu localidad, o pedir a tu pastor que te recomiende a algún consejero o psicoterapeuta.
Que recibas la gracia y la paz de Dios hoy.
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© 2008 por Mary Ann C. Holtz, LMHC, Psicoterapeuta Cristiana
El permiso está otorgado automáticamente por el autor para ser distribuido.
