Semana Santa en la Tierra Santa
Señor Jesucristo, Tú moriste por mí. Tú me liberaste de las cadenas del pecado. ¿Qué quieres que haga con esta libertad? ¿Qué puedo hacer por ti? ¡Me has dado tanto! No puedo hacer nada significativo, nada que sea verdaderamente bueno, a menos que viva para servirte y para hacer sacrificios como hiciste Tú.
No me permitiré que la ridiculez y la mediocridad de este mundo me limite, sino que pasaré mi tiempo en la tierra dedicado a alcanzar el máximo y pleno potencial al que soy llamado. ¡Con Tu ayuda, Amén!