Cómo Vivir Plenamente en
el Reino de Dios aquí y ahora

[ PalabrasVivas sobre Crecimiento Espiritual ]

«El tiempo ha llegado,» dijo.»El reino de Dios está cerca.
¡Arrepiéntanse y crean en las buenas nuevas!» (Marcos 1, 15 NIV)

No tenemos que morir e ir al cielo antes de experimentar el Reino de Dios. Cuando fuimos bautizados, fuimos introducidos en el reino por el precio que Jesús pagó por nosotros en la Cruz. Pero en el transcurso de nuestras vidas, nos han enseñado las cosas del mundo. Ahora tenemos un pie en el Reino y un pie en el mundo. Jesús nos invita a que dejemos de lado lo que nos ata al mundo para que podamos entrar, plenamente, en Su Reino y experimentar Su amor incondicional cada momento de cada día.

Nuestros apegos mundanos son bolsas de basura que nos pesan y nos cubren. Nada de esto puede entrar en el Reino con nosotros. No pasan por la puerta. Si nos aferramos a ellos no pasaremos por la puerta. Jesús dijo:

«Entren por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y amplio es el camino que conduce a la destrucción y muchos entran por ella. Pero pequeña es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida y sólo pocos la cruzan.» (Mateo 7, 13-14 NVI)

¿Eres rico a la manera del mundo?

«Nuevamente les digo, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.» (Mateo 19, 24 NVI)

Dios te invita a ser rico en amor, en todos los dones del Espíritu Santo y en todos los tesoros de su reino.

«Benditos son ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios». (Lucas 6, 20 NVI)

Echemos un vistazo a algunos de los equipajes que, comúnmente, hacen que las personas queden fuera. Los guardias en la puerta nos dicen que no podemos traer nada de lo que hemos ganado, nada de lo que hemos hecho, nada que nos ha ayudado a sobrevivir en el mundo. Dicen, de la manera más suave, que no necesitamos nada en este país. Todo se ofrece gratis por Nuestro Señor Jesucristo. Él pagó por todo en la Cruz. Fuera de la puerta, son manchas de sangre. Los guardias las señalan y dicen, «Él murió por ti y, de esta manera, te compró una casa y todo lo que necesitas para vivir en este reino. Incluso, si tú pudieras traer tus propias posesiones, nada de eso serviría aquí.»

Por lo tanto, aquí es donde dejamos en el suelo las pertenencias que no necesitamos en el Reino de Dios, junto a viejas pertenencias de otras personas, para pasar por la puerta y vivir su amor plenamente.

No está permitido ningún «amor condicionado» en el Reino de Dios. En realidad, eso no es amor de ninguna manera. La actitud de «si me haces feliz, te aprobaré, te aceptaré y seré amable contigo» es una enorme carga de basura. No es amor en absoluto.

Existe una bolsa donde almacenamos la basura que otras personas arrojaron contra nosotros. La hemos cargado para poder lanzarla nuevamente contra ellos cuando llegara el momento. Ya no la necesitamos.

También contamos con una bolsa de rectitud. Esta bolsa se llama Orgullo. Definitivamente no tenemos necesidad de traerla. Jesús está bastante orgulloso de nosotros. El orgullo es inútil.

Hay una caja de vendas que usamos para curar nuestras heridas cada vez que alguien nos lastimó. La etiqueta en la caja dice Autocompasión. No la necesitamos ahora, porque Jesús cargará todos nuestros golpes por nosotros. Lo que otros nos hacen se lo hacen a Jesús (cf. Mt 25, 45). Nunca nos lastimarán nuevamente, nunca más necesitaremos la autocompasión para calmar las heridas mejor que Jesús. Y si nos lastiman mientras vivimos en el Reino de Dios, será el dolor que Jesús nos pida cargar por el bien de amar a otros que están fuera de este reino para que, también, un día, pasen por la puerta.

Hay un gran bolso llamado Autoestima que tenemos que dejar en el exterior. Jesús nos mostrará nuestro verdadero valor y es mucho mayor que lo que creemos que es.

Mira esta gran bolsa llena de «hacer las cosas a mi manera». En el Reino de Dios, todo se hace a la manera de Dios, la mejor manera, la única manera. No tenemos que preocuparnos por cómo hacer las cosas, Dios nos lo mostrará a medida que avancemos en el camino, paso a paso. Nuestros caminos están llenos de hoyos oscuros, rocas escarpadas y caminos sin salida. La manera de Dios es recta, lisa, abierta y sin fin, que nos lleva exactamente donde Él quiere que vayamos. Su camino nunca nos conduce al lugar equivocado. Nuestros caminos siempre fueron erráticos y, generalmente, nos condujeron por el camino equivocado.

También tenemos que abandonar nuestros escudos terrenales. Tuvimos que hacerlos para protegernos contra los dardos de fuego del diablo y el cruel comportamiento de las personas pero, en realidad, eran fácilmente penetrados por cualquier objeto. ¡Incluso las palabras duras pasaron a través de él! Al escondernos detrás de ellos, lo único que estos escudos hechos por nosotros mismos mantuvieron fuera, fue la bondad de los demás. No bloquearon lo malo, sino que tuvieron el efecto contrario: alentaron lo malo en los demás cosa que, luego, consiguieron lanzar en nuestra contra. Más tarde, cuando intentaron mostrarnos su bondad, agarramos la basura que habían arrojado sobre nosotros y la lanzamos de vuelta desde atrás de este estúpido escudo. ¡Definitivamente tenemos que dejar esta cosa afuera!

Hay otras bolsas que estamos tratando de llevar al Reino de Dios con nosotros y que ni siquiera sabemos que están colgando de nuestra espalda. Los guardias de la puerta las ven y tratan de decirnos que no nos es permitido traer nada. Pero ahí estamos, tratando de convencerlos de que lo que estamos queriendo traer es algo que necesitamos en el Reino donde Dios provee todo lo bueno.

Los discípulos estaban cada vez más maravillados y se dijeron el uno al otro: «¿Quien puede salvarse?» Jesús les miraba y dijo: «para el hombre esto es imposible, pero no para Dios; todas las cosas son posibles con Dios.» (Marcos 10, 26-27 NVI)

Querido Padre Dios, ayúdame a ver qué bolsas mundanas de basura y qué pecados estoy tratando de sostener mientras trato, simultáneamente, de vivir en tu reino. ¡Es una locura intentar hacer ambas cosas! Perdóname, Señor, y ayúdame a identificar y a soltar todos mis malos hábitos, adicciones, actitudes sin amor y sabiduría mundana. Con tu ayuda amable pero persistente, voy a vivir más plenamente en ti y en tus caminos ~ ¡voy a vivir más plenamente en Tu AMOR! Y vale la pena dejarlo todo por él. Aumenta mi deseo de deshacerme de todo lo que no es tuyo. ¡Amén!

© 1998 por Terry A. Modica

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