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El Privilegio de Presenciar una Muerte

El privilegio de presenciar una muerte

[ PalabrasVivas para quien está de Duelo ]

Esto podría sonar extraño pero, el día de ayer, tuve el privilegio de presenciar la muerte de un sacerdote.

testigo de la muerte de un sacerdote santoMonseñor John Scully era un sacerdote de 86 años que rechazó la sugerencia del obispo de retirarse a un hogar con cuidados especiales. En lugar de eso, buscó una rectoría para servir en una parroquia donde hubiera interés en los dones de su sacerdocio. Mi párroco fue el primero (tal vez el único) que respondió a su petición.

Después de 62 años de sacerdocio, John Scully fue llevado a la Casa del Padre por Nuestro Salvador como recompensa, mientras consagraba la Eucaristía.

Lo que el mundo necesita en estos tiempos y busca con desesperación, son más héroes ejemplares. Lo que la Iglesia necesita hoy, son más sacerdotes heroicos, porque esto aumentaría las vocaciones para el sacerdocio mucho más rápido que cualquier otro método de reclutamiento. Monseñor Scully era uno de esos héroes.

En mi diócesis lo llamaban “leyenda”, a causa de su celo, energía e interés por las almas. El inició dos parroquias en mi diócesis (más, si se incluyen aquellas que ayudó a iniciar como párroco asociado) y, como Director Diocesano para la Propagación de la Fe (la precursora de la Oficina de Evangelización), por muchos años viajó a lugares remotos del mundo, donde predicó la Buena Nueva y bautizó a miles de grupos de personas.

Cuando Ralph y yo fundamos el Ministerio de las Buenas Nuevas de Tampa en 1995, pedimos reunirnos con él. En lugar de hacernos conducir hasta la oficina en su diócesis, el hizo el viaje hasta nosotros. Esa fue nuestra primera pista de su heroica humildad. Atentamente escuchó nuestros planes y nos apoyó. Luego nos recomendó oficialmente con todos los curas de la diócesis.

Él pertenecía a la generación de sacerdotes anteriores al Concilio Vaticano II (yo me irritaba a veces, cuando lo mencionaba en sus homilías) pero no era el típico sacerdote diocesano “pre Vaticano II”. A diferencia de otros de su generación y de algunos nuevos curas de hoy que salen del seminario pareciendo y sonando como que si estuvieran en la época anterior al Concilio, Monseñor Scully comprendía, apreciaba y respetaba la habilidad de los laicos para ejercer su ministerio. Desafortunadamente, mis experiencias con los clérigos diocesanos han carecido de ese respeto. La mayoría de experiencias de colaboración y delegación de responsabilidades ha sido con sacerdotes de Órdenes Religiosas, probablemente porque ellos entienden mejor – lo viven – el aspecto comunitario de nuestra fe, que produce una gran humildad cuando se trabaja con los demás.

Monseñor Scully era un ejemplo de humildad heroica.

Su última homilía se trató de la santidad heroica. Sólo unos minutos antes de fallecer, Monseñor Scully predicó, con fuerza y convicción, la santidad de todos nosotros. Él dijo que los Santos canonizados eran aquellos santos heroicos que han sido reconocidos por la Iglesia después de mucha investigación y milagros comprobados, que indican que han llegado al cielo. Agregó que hay muchos más que nunca han sido canonizados (por ejemplo, los enumerados oficialmente como santos).

Nos recordó que todos los seguidores de Cristo son santos y que San Pablo nombra a todos los creyentes “santos” en sus epístolas. Entonces dijo que el 15% de los cristianos que viven en el  mundo son santos heroicos.

Monseñor Scully era uno de esos santos heroicos. El Señor nos lo demostró cuando eligió llevárselo a su recompensa eterna, durante el momento de mayor importancia para todos los sacerdotes: la Consagración de la Eucaristía. Mientras iniciaba las oraciones de consagración, Jesús vino para transformar el pan y vino en su Cuerpo y Sangre, y John Scully fue transformado con ello. Los sacerdotes son «in persona Christi» cuando proveen un Sacramento – es el Mismo Divino Jesús haciéndolo a través del hombre sacerdote – y la unión entre Monseñor Scully con Cristo fue tan inclusiva en ese momento, que su cuerpo fue dejado atrás

Y yo tuve el privilegio de ser testigo.

Monseñor será extrañado por muchos. Su partida dejó un vacío en el sacerdocio. Sin embargo, creo firmemente que no se ha retirado. El continúa ahora su sacerdocio con más poder, libertad y efectividad. Monseñor John Scully, ¡ora por mí y por el crecimiento continuo y efectivo de los Ministerios de las Buenas Nuevas! Ayúdanos a tener más aceptación por parte de los clérigos diocesanos. Ábrenos las puertas de las parroquias para que podamos alcanzar a más y más gente con el Espíritu Santo, por el bien de la evangelización y para cambiar al mundo por Cristo. ¡En el nombre de Nuestro Salvador Jesucristo, Amén!

© 2010 por Terry A. Modica

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Comentarios:

Nance dijo: «Todo el día he estado pensando en Monseñor Scully. No estoy segura si lo conocí alguna vez. Si lo hice, no lo recuerdo. He conocido a taaaantos sacerdotes. Pero, he estado en ese mismo altar sobre el que Dios se acercó y se llevó a nuestro hermano a casa. Puedo ‘ver’ SU mano bajar y tomarlo .. invitándolo a ver TODO SU SER y no sólo en la presencia del pan y el vino. Me siento como si hubiera estado cerca de un rayo. Uno podría decir: «Pero por gracia de Dios, adelante.» Pero no puedo dejar de preguntarme, en ESTA instancia, ¿quién recibió la mayor ayuda de la Gracia? Ni siquiera conozco a este sacerdote pero me siento tan bendecida por su presencia en el mundo porque le dio a Terry y a Ralph sus bendiciones para seguir desarrollando Good News Ministries en Tampa Bay. Un ministerio que ha tocado mi vida PROFUNDAMENTE. Nunca volveré a ser la misma por el Espíritu Santo que florece en GNM. Y, de cierta forma, aunque nunca conocí ni conoceré a este sacerdote, fui profundamente tocada por su acción en esta tierra. Esto te demuestra que nunca sabes en esta vida, qué vida podrías tocar y qué clase de impacto tiene Dios sobre ellas proque tú justo estabas allí en ese momento.

Que John Scully esté disfrutando del Cielo total y completamente, sin más preocupaciones y cuidados por las cosas de este mundo. ¡Ha encontrado la verdadera liberación de los lazos de esta vida terrenal! Que Dios nos de esa Gracia algún día … ¡y pronto! ¡Amén!»

Pat dijo: «Gracias por compartir esta maravillosa noticia de un sacerdote santo. Qué regalo.»

Anónimo: «Terry, gracias por compartir esto con nosotros. La muerte nos espera a todos — a mi esposo que sufre de una condición coronaria le han dado 5 años de vida, pero los dos sabemos que el doctor estaba siendo generoso y amable. He preparado los himnos y las lecturas para la Misa Fúnebre para él (¡sí, también había preparado la mía y le dije a mis hijos que no quería música metálica ni ninguna de esas tonterías en mi funeral!). Por favor, ora para que como una pareja y una familia preparemos para esta maravillosa eventualidad del llamado de Dios.

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