¡POR FAVOR, DONA AHORA PARA MANTENER ESTE MINISTERIO!
U$S 40.000 necesitamos ahora. ¡Reza para llegar al objetivo!

Estamos haciendo un nuevo sitio para ti
Buenas Nuevas Catlicas
Dinos qué deseas que mantengamos de este sitio obsoleto;
pon un comentario en las páginas que crees que ayudarán a otros o envíanos un correo.


Tocar su Manto

Tocar su Manto

Tocar su Manto - Sherry PhillipsObra de Arte de Sherry Phillips

Una gran multitud lo seguía y lo apretaba. Había una mujer que había estado sangrando durante doce años. Había sufrido mucho consultando a varios médicos y había gastado todo lo que tenía, sin embargo en lugar de estar mejor, estaba peor. Cuando escuchó hablar de Jesús se acercó a él entre la multitud y tocó su manto, porque pensó: «Si toco sus ropas, seré sanada.» Inmediatamente su sangrado se detuvo y sintió que su cuerpo estaba liberado del sufrimiento.

Inmediatamente, Jesús se dio cuenta de que había salido poder de él. Se volvió hacia la multitud y preguntó: «¿Quien ha tocado mis ropas?»

«La multitud está apretándote» respondieron sus discípulos, «sin embargo preguntas ‘¿quién me ha tocado?'»

Pero Jesús seguía mirando para ver quién lo había hecho. Entonces la mujer, sabiendo lo que le había sucedido, fue y se tiró a sus pies y, temblando de miedo, le dijo toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz y sé liberada de tu sufrimiento» (Lucas 8, 24-34).


¿Puedes imaginar cómo fue esa experiencia para mí? Yo, una pobre mujer israelita que había estado enferma tanto tiempo, había abandonado todo para ser sanada.

Al principio, no lo vi, pero escuché a la gente dando gritos de alabanza. Pude sentir el entusiasmo de la gente por la presencia de alguien muy especial en el pueblo. Luego, cuando escuché el nombre Jesús, recordé los comentarios sobre sanaciones impresionantes que habían sucedido a causa de él. ¡Incluso había hecho resucitar personas! Seguramente Jesús tenía el poder de sanarme a mí.

Sin embargo, parecía imposible llegar hasta él. Estaba caminando en dirección opuesta y una gran multitud lo rodeaba. Peleé para pasar entre la gente, acercándome a él cada vez más. Me preguntaba si alguna vez lo alcanzaría antes de que llegara al templo donde no se me permitía entrar porque soy mujer. Por lo tanto, luché entre las personas con más determinación, esperando llegar lo suficientemente cerca para tocar su manto.

Supe que estaba acercándome porque comencé a notar una sensación de amor extraña pero maravillosa, más allá de lo que jamás había experimentado en mi vida. Luego .. ¡lo vi! Mi corazó latió ruidosamente, creí que explotaría si no lo calmaba. Pero me acerqué. Sólo un círculo pequeño de personas apretando … todo lo que yo quería era tocar su vestimenta. Sabía que si podía hacer eso, sería sanada.

De repente, me encontré parada cerca de él. Sólo sus discípulos estaban entre él y yo. Extendí mi mano entre Pedro y Juan y, finalmente, mi mano tímidamente tocó el borde de su manto cuando voló hacia mí gracias a la brisa que levantó al moverse. ¡Ahora sabía que sería sanada! ¡Había tocado algo que le pertenecía! Me sentía tan excitada y quería correr a casa y ver si el sangrado se había detenido.

Pero Jesús se detuvo justo entonces y se volvió hacia mí y dijo: «¿Quién me ha tocado?»

Mi gozo se convirtió, inmediatamente, en temor. «¡Oh no!», pensé. «Lo he molestado. Supo que lo había tocado. Creo que no debería haberlo hecho. ¿Mi mano lo tocó a él o lo ensucié con mi sangrado? ¿Por qué quiere saber quién lo tocó? ¡¡¡Oh no!!! ¿Qué he hecho? ¿Me hará azotar por deshonrarlo? No puedo escapar. La multitud es densa. Debo tratar de escapar — ¡rápido!»

Jesús dijo nuevamente: «¿Quién me tocó? Sentí poder salir de mi cuerpo. ¿Quién me tocó?»

Llena de temor y culpa, no teniendo cómo escapar de esa escena embarazosa, junté coraje para enfrentarlo y admití: «Fui yo, Señor. He estado sangrando durante doce años y pensé, después de haber escuchado hablar de usted, que si tan sólo tocaba su manto, sería sanada.» Estaba lista para seguir con mis disculpas, pero Jesús me interrumpió y dijo:

«Vete ahora. Tu fe te ha sanado.»

Mi corazón saltó. ¿Había sido sanada? ¡He sido sanada!

Pero hubo algo más dramático y maravilloso sucediendo. ¡Jesús no me dejó ir sin prestarme atención! Se aseguró de detener su marcha, buscarme, encontrarme y decirme que había sido mi fe la que me había sanado. Pero más allá de sus palabras … estaba en sus ojos. ¡Fui importante para él! Me miró exclusivamente a mí. Me habló. Me escuchó. Quiso saber de qué me estaba sanando. ¡Estaba preocupado por mí!

No hay mayor amor que podamos tener que amar a Jesucristo. Porque este no es un amor en una sola dirección. Cuando vamos a Jesús, cuando nos preocupamos por pelear las multitudes que nos dicen que nuestra fe es estúpida o que creemos en un Dios distante e invisible, y cuando insistimos y peleamos nuestro camino hacia Jesús, a pesar de todos los que se ponen en nuestro camino, Jesús no sólo está allí para sanarnos. Él se detiene, se da vuelta, nos mira y habla y se conecta con nosotros. Nuestro amor por él no es en una sóla dirección. Jesús nos devuelve amor.

© 2000 por Nancy Gardner


Por favor, comparte esto con otras personas usando los íconos para las redes sociales al pie de esta página. O solicita una copia aquí, para imprimir con permiso para su distribución, a menos que arriba esté indicado que está disponible en Catholic Digital Resources.
Printed from: https://gnm-es.org/sufrimiento-y-sanacion/sufrimiento-sanacion-tocar-su-manto/
Print Friendly, PDF & Email



¿Te ha gustado? Fortalece más tu fe con las Reflexiones diarias de las Buenas Nuevas @ gnm-es.org/reciba-las-reflexiones-diarias
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments
¿Quieres crecer en
la fe diariamente?


Recibe las
Reflexiones de las
Buenas Nuevas

como ésta
¡todos los días por
correo electrónico
!

¡Seré un CAMPEÓN
de las Buenas Nuevas!
Tu donación ayuda a otros a crecer en la fe
Envia donaciones a:
Good News Ministries
11705 Boyette Road, Suite 277
Riverview, Florida 33569 USA
Contenido del sitio web © 1996 - 2024
La mayoría de las fotos © Terry Modica. Todos los derechos reservados.
Vea nuestra página de copyright para los permisos.

Good News Ministries de la Fe Católica gnm-es.org

Conéctate con nosotros

Facebook Twitter YouTube podcasts Instagram Whatsapp Telegram
0
We'd love your thoughts, please comment.x
()
x

Consagración a San José en 9 Días

El documento en PDF gratuito está listo para ser descargadoUn documento gratis en PDF está disponible para tu uso personal.

donateNo obstante, tu apoyo puede ayudarnos a continuar publicando recursos de fe como este.

Para compartir con otros, por favor ordénalo publicado desde Catholic Digital Resources. (¿No puedes pagarlo? ¡No hay problema! Solicita un bono gratis, que es nuestra donación de caridad a tu ministerio.)

Para obtener el documento con una Licencia para Uso Simple, por favor firma este contrato de acuerdo de copyright. Mira nuestra política de permisos de copyright.