Enviado por el Espíritu Santo
para cambiar al mundo
[ PalabrasVivas sobre el Espíritu Santo ]
Mi esposo y yo fuimos sanados espiritualmente, por primera vez, cuando comenzamos a asistir a las reuniones de oración carismáticas católicas en 1977. Un hecho seguro que nos confirma que tenemos una relación personal con el Espíritu Santo es que lo experimentamos más plenamente en la vida comunitaria de las reuniones de oración llenas del Espíritu. Las reuniones de oración no son sólo acerca de signos y prodigios y otras manifestaciones milagrosas del Espíritu Santo, como lo son los mensajes proféticos y las visiones. Son una plataforma de lanzamiento, ser enviados, para involucrarse en la comunidad parroquial y salir al mundo con el poder de Dios para llevar más personas hacia la conversión y a una fe más profunda. Es aquí donde un cristiano es enviado por el Espíritu Santo para cambiar al mundo.
Avancemos a través de nuestros años de hacer esto en una variedad de parroquias, deteniéndonos en los primeros días de Good News Ministries (1997). Nos pidieron a Ralph y a mí que habláramos frente a un grupo de jóvenes sobre los peligros de lo oculto y las enseñanzas de la Nueva Era. Nuestro objetivo era convencerlos de que confiaran en el poder mayor y más poderoso del Espíritu Santo, así que los invitamos a que nos permitieran orar sobre ellos.
Una de las jóvenes nos dijo que su brazo había sido lastimado en un accidente automovilístico. Aunque habían pasado muchos meses, aún le era imposible levantar su mano más allá del nivel del hombro. ¿Oraríamos para que sanara?
Ralph y yo esperábamos, fervientemente, que obtuviera su milagro como prueba del poder amoroso de Dios, pero ninguno de nosotros se sentía lo suficientemente fuerte en la fe como para ser instrumentos de esa clase de sanación. Por lo tanto, hicimos una oración de sometimiento, confiamos el resultado al Señor y oramos, tomando autoridad, en el nombre de Jesús, sobre su brazo y su hombro dañados.
Luego le dijimos: “Levanta tu mano en alto.” ¡Y lo hizo! El Señor la sanó completamente.
Hoy, más que nunca, los jóvenes necesitan ser testigos del poder amoroso de Dios, como así también, todos los que apenas están vivos en la fe cristiana y aquellos que no tienen necesidad de fe. Los que no tienen fe necesitan ser testigos de ello y también las personas que son creyentes, pero están siguiendo falsas enseñanzas del mundo, necesitan ser invitadas a una relación personal milagrosa con el Espíritu Santo para que Dios purifique sus mentes y corazones.
Los milagros no deberían ser eventos extraordinarios. Jesús nos dio Su Espíritu Santo para que podamos hacer lo que hizo Él. «Quien crea en Mí hará las mismas obras que yo hago e incluso mayores que éstas» (Juan 14, 12). Estamos recolectando historias de milagros verdaderos.
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