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Reflexiones de las Buenas Nuevas
por Terry Modica
Haciendo que las escrituras sean significativas para tu vida diaria.
El fragmento Inspirador de hoy: Lo único que importa es lo que Dios piensa de nosotros.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 28va. Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 12, 2022
Oración para hoy:
Perdóname, Señor, por las veces que me he preocupado más de las apariencias que de brindar tu amor, sin importar las consecuencias. Amén.
Lecturas de hoy:
Gálatas 5, 18-25
Salmo 1, 1-4.6 (con Juan 8, 12)
Lucas 11, 42-46
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101222.cfm
Cuando vemos a alguien pecar, ¿cómo debemos manejar la situación? San Pablo, en la primera lectura de hoy, "advierte" a sus oyentes en la iglesia de Galacia. Jesús, en la lectura del Evangelio, advierte a los fariseos por sus pecados con exclamaciones de "¡Ay!" ¿Nos atrevemos a ser tan audaces? Cuando lo hacemos, ¿no alejaremos a la gente?
La clave para hacerlo bien, está al final de la primera lectura: "Si vivimos por el Espíritu, sigamos al Espíritu." Esto significa que sólo damos nuestras advertencias bajo la dirección de y en el Espíritu de Cristo: con amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí.
Pero, ¿se dieron cuenta los gálatas que Pablo los amaba y era paciente con ellos? Probablemente, ya que eran todos miembros de la comunidad que sabía que era tan cariñoso como ruidoso. Y Pablo, que es el prototipo para todos los líderes de la jerarquía de la Iglesia, no hablaba con una actitud de superioridad; admitió públicamente sus propias luchas con el pecado.
¿Se dieron cuenta los fariseos que Jesús los amaba y era paciente con ellos? Oh-oh. ¡Definitivamente no!
No importaba lo que pensaban los gálatas de Pablo. Lo único que importaba era lo que Dios pensaba de Pablo. Tampoco importaba lo que los fariseos pensaban de Jesús. Aunque Jesús nunca pecó y, aunque Jesús fue de hecho superior a los fariseos, él no los reprendió con una actitud de superioridad. Enseñándonos a todos nosotros con su ejemplo, habló de los hechos clara, sencilla y directamente, sin ningún motivo que no fuera invitarnos a la verdadera santidad.
Tampoco importa lo que otros piensan de nosotros cuando decimos la verdad. Lo único que importa es lo que Dios piensa de nosotros. ¿Ve algo en nosotros que no es guiado por el Espíritu Santo? ¿Nos ve rechazar o dejar de lado el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la amabilidad, la generosidad, la fidelidad, la mansedumbre, o el autocontrol? Sí, lo hace, porque ninguno de nosotros ha perfeccionado su santidad todavía.
No debemos dejar de hablar con las advertencias y las aflicciones que el Espíritu suscita en nosotros, pero primero tenemos que examinar nuestros motivos y nuestras conciencias. Hay una manera de invitar a los demás a una mayor santidad, sin ser un hipócrita: al igual que Pablo, sé honesto y deja que la persona a la que estás hablando sepa que tú también luchas con el pecado. Desde la humildad de admitir tus propias vulnerabilidades crece tu compasión por los pecadores que quieres ayudar. Desde esa compasión fluye el amor y la paciencia de Dios y todos los demás frutos del Espíritu.
Tenemos una comprensión limitada de las razones por las que las personas que nos rodean eligen pecar. Por lo tanto, no podemos hacer un verdadero juicio contra ellos. A partir de esta posición de no condenar, podemos invitarlos a caminar hasta una vida mejor. Nuestra invitación se basa en lo que hemos aprendido de nuestros propios defectos. No importa si todavía nos rechazan. Lo que importa es que Dios nos valora por tratar de transmitir la verdad con pasión por Cristo y por la persona que estamos tratando de ayudar.
Para más sobre este tema, usa nuestra "Oración al Espíritu Santo" en /gnm-es.org/espiritusanto/espiritu-santo/.
© 2024 por Terry Ann Modica
Esto puede imprimirse para uso personal únicamente. Para distribuir múltiples copias, por favor, ordénalas publicadas profesionalmente desde Catholic Digital Resources en catholicdr.com/about-us/special-orders/. *** ¿No puedes pagar por ellas? ¡No hay problema! Solicita un bono gratuito que será nuestra donación de caridad para tu ministerio.
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